Varios estudios avalan esta postura, además de afirmar que no sirve para disciplinar. "Uno no debe intentar suprimir y eliminar", dice un investigador.
Tras el fallo de una corte de Nueva York, que decidió que dar nalgadas a un hijo no constituye abuso, la polémica del castigo físico a niños se reavivó en la sociedad. Para disciplinar, ya no es tan común golpear a un niño en las nalgas como lo era hace varias décadas. Lamentablemente, este método aún no desapareció, y varias investigaciones afirman que puede causar daño cerebral.

 "Exponer a los niños a castigo corporal severo, definido como al menos una nalgada al mes durante más de tres años, puede tener efectos perjudiciales en las trayectorias del desarrollo del cerebro", comprobó un estudio del Centro Nacional de Información de Biotecnología.

También notó que causa una disminución en materia gris en áreas de la corteza prefrontal relacionadas con la depresión, las adicciones y los trastornos mentales. Por otra parte, la revista Pediatrics publicó una investigación que respalda estos hallazgos y agrega que las nalgadas no sólo deprimen a los niños, sino que también los hacen más agresivos.

En un descubrimiento curioso, la revista Journal of Agression, Maltreatment and Trauma determinó que si la madre aplica el castigo, se reduce la capacidad cognitiva relacionada con otros niños. "Mientras más materia gris tengas en la parte de toma de decisiones y procesamiento de pensamientos de tu cerebro, mejor es tu capacidad de evaluar recompensas y consecuencias", afirma un estudio de 2011. Además, el castigo físico no sólo causa daño mental, sino que también no sirve como forma de disciplina.

Según explicó Alan Kazdin, profesor de Psiquiatría Infantil y director del Centro de Crianza de Yale, "el castigo no enseña qué hacer. La mejor forma de eliminar una conducta –y existe mucha investigación sobre esto– es desarrollar una opuesta en su lugar. Uno no debe intentar suprimir y eliminar"
Via Infobae